Nuestra cotidianeidad y vidas, como las hacíamos, se vieron interrumpidas durante el primer tercio del 2020 a causa de la pandemia del Coronavirus COVID-19. De un instante a otro, aquello que considerábamos nuestra vida se vio alterado por las cuarentenas, los conteos de infectados y de muertos, y un ambiente sombrío y lúgubre cubrió nuestra cotidianeidad.
Dentro de los muchos temores que tenemos los seres humanos están aquellos hacia lo desconocido y la muerte. Una misteriosa mutación de la influenza comenzó a emerger en noviembre de 2019 en la ciudad de Wuhan, alertando al mundo sobre su posible letalidad. Desde entonces, el miedo y la desesperanza se han apropiado de nuestras mentes, construyendo una sombra sobre la humanidad.
Las grandes ideas descansan para crecer y madurar. Los mismo ocurre con las publicaciones. Obsinautas regresa después de un breve periodo donde reposó sus ideas, reflexionó y creció en madurez y experiencias. Por ello, el Comité de Publicaciones de Obsidiana está muy contento y entusiasta para este regreso en esta Nueva Era.
Mi primer encuentro con Urantia fue realmente poderoso. Mientras trabajaba el arquetipo del Niño, tuve una visión: yo era un niño de otra época, vestido rígidamente, estaba encadenado a sus miedos. Yo era ese Niño temeroso y rígido que me había convertido en un adulto temeroso y rígido a su vez. Con ello todo cambió.
Fue a partir de la Urantia que se desencadenó un cambio real: quería dejar de tener esos miedos y esas pesadas cadenas. Por ello hice el Taller de Conventos a Milongas, en donde la Urantia era una de las geometrías clave. ¿Cuál no sería mi sorpresa al descubrir el primer día del Taller, que mi Urantia había desaparecido?; Sí, así fue. Era tanta la carga de mis ataduras que la Urantia se desvaneció. Sencillamente desapareció de mi escritorio. Ello me llevó a una crisis emocional tremenda: migrañas, vómitos, diarreas. Estaba limpiando mi experiencia y con ella se había ido la Urantia.
La Kundalini, fuerza iniciática en forma de serpiente –según es descrita en antiguos textos hindúes- contiene la esencia del universo. Los Shiva Sutras describen como su despertar significa la caída de las paredes del Yo y la comunión con el Universo. Es por esta fuerza que surge un mantra poderoso So´Ham/Soy Eso.
El Ser es una fuerza que nos reconcilia con el Universo y nos define como parte de él, en una danza entre el Ser y el Universo, imponiendo orden y a la vez caos. La Kundalini, es entonces, la guía en un viaje iniciático que nos conduce a través del Universo y nos adentra en nuestro propio Ser. Caminos únicos y entrelazados desde los cuales descubrimos en que sólo somos Uno con lo que creíamos distinto y que al final nos fusiona con la Nada; el Absoluto.
¿Quién no ha sucumbido ante la belleza de los cristales? De cierta manera, los cristales naturales nos recuerdan a la belleza natural e intrínseca del Ser. En este décimo número lo dedicamos a la terapia con cristales y sus posibilidades como una herramienta poderosa para la sanación física y espiritual. La primera ocasión que me trataron con cristales, recuerdo, me absorbió una paz inmediata. Tal y como si hubiera existido un concilio entre el Universo y mi Ser. Por supuesto que la energía de las piedras es poderosa y nos conduce hacia tales concilios. De cierta manera, es una terapia clave para nuestra época en donde nos asedia la violencia y el desconcierto. Frente a ello, los cristales nos conducen hacia nuestra verdadera naturaleza, la de nuestro Ser.
Sí hay una metáfora que represente a la terapia de Obsidiana, ella es escalar una montaña. Es un ascenso difícil, lleno de altibajos y que requiere un gran esfuerzo; pero que al alcanzar la cima, se adquiere una nueva perspectiva. Así ascendemos en la montaña de nuestra alma para adquirir sabiduría y especialmente sanación.
Sí hay una metáfora que represente a la terapia de Obsidiana, ella es escalar una montaña. Es un ascenso difícil, lleno de altibajos y que requiere un gran esfuerzo; pero que al alcanzar la cima, se adquiere una nueva perspectiva. Así ascendemos en la montaña de nuestra alma para adquirir sabiduría y especialmente sanación.
En el siglo XIX durante los albores de la fotografía nacieron una serie de imágenes curiosas: ante la ocasión de fotografiar a un niño muy pequeño, los fotógrafos ocultaban a la madre detrás de unos cortinajes o la disfrazaban de mueble, con la intención de sostener al bebé y fotografiarlo sólo. No obstante, la presencia de la madre detrás de los niños era evidente.
Así se ha definido a la Puta desde la cultura judeo-cristiana. Hija de Lilith, pecadora y destructora; hemos incorporado a la Puta como la síntesis de todo lo malo y de aquello que tememos. No obstante ¿Qué nos revela la Puta?...
Ana Silvia Serrano nos habla en su artículo en la función del Patriarcado como articulador de la Sombra. Juan Rafael Echavarría centra su atención en la terapia con las geometrías y el Patriarcado. José Alberto Moreno escribe sobre el rol de la mujer como guardiana del sistema patriarcal. Rosella Aversa aborda el personaje de la monja de Monza como reflejo del sistema patriarcal en el arquetipo de la monja. En el mismo tenor, Patricia López Bolaños centra su atención en la religión como mecanismo de transmisión patriarcal. Félix Malpica, concluye nuestro quinto número con un análisis de la película Matrix como símbolo patriarcal y la obsidiana como una liberación.
Viajar es inherente a la condición humana. Nacimos nómadas y movernos detrás de manadas y en pos de oasis nos está en nuestra genética. Viajar significa desplazarse, mudar de un sitio a otro, mantenerse en movimiento. Sin embargo, el viaje chamánico se contrapone a esta condición externa del viaje y nos ofrece viajar hacia nosotros mismos.
El advenimiento del mundo moderno significó el término de la Astrología como un saber holístico y un conocimiento sagrado. Tildada de superchería y con su práctica enviada a los terrenos de la ignorancia, la Astrología fue desposeída ante la sociedad de sus elementos sagrados y con ellos se evidenció el advenimiento de una transformación radical de los conocimientos y de las miradas que ofrecen para entender el mundo.
La Astrología mantuvo un doble carácter desde su fundación (probablemente durante el proceso de sedentarización del humano): primeramente ser el vínculo entre los humanos y los astros (que no eran más que las luces de los dioses), mientras su consulta advertía a los hombres de sus destinos a través de la sólo pronunciación de la fortuna. Tales funciones, entrecruzadas como la serpiente de Esculapio, advertían a los hombres de los destinos divinos para los humanos por medio de la enunciación de los arcanos.
¿Cómo conciliar mis arquetipos? Esta ha sido una de las preguntas más frecuentes durante mi terapia con Obsidiana. Los arquetipos se nos muestran contrastantes, opuestos e irreconciliables, sin embargo conviven en nuestra psique y nuestro inconsciente los expresa.
Tenemos tanta obsesión por ser coherentes que muchas veces olvidamos que vivimos en medio de un universo incoherente y caótico que es nuestra mente. Este número está dedicado al Taller Psicomágico “Del Convento a la Milonga”, espacio de sanación que nos enfrenta a los dos arquetipos que consideramos más opuestos: la monja y la puta. Nuestro mundo de dicotomías nos obligan a “tomar partido” entre uno u otro arquetipo, sin detenernos a pensar en sus capacidades complementarias y la conciliación de universos piadosos y sensuales que ofrecen trabajar con ambos.
Todo inicia con una pregunta: ¿Podemos sanar?. La enfermedad, señal de un cuerpo fracturado de acuerdo a la medicina moderna, ha sido ese enemigo “mortal e invisible” que se ha combatido con medicinas, terapias y cirugías, y que en su entorno se han construido hospitales, laboratorios e instituciones de salud, teniendo en mente su erradicación del cuerpo humano.
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